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Cooperativa comunitaria se establecerá en Columbus

por Karina Guzmán (karina.guzman@lamegamedia.com)


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Hace más de 40 años, Sue Cuevas jamás imaginó los momentos que vivió al intentar obtener un pequeño préstamo para su negocio.  Esa experiencia la marcaría en su vida profundamente.

En la década de los años 80, con ilusiones, ella se dirigió a un banco de su localidad.  Necesitaba solicitar un préstamo para su emprendimiento.

La respuesta que enfrentó fue un rotundo “NO” debido a la ausencia de historial crediticio, una negación que le generó sentimientos de vergüenza.

Su madre la alentó a no rendirse.  Continuó buscando oportunidades, acudió a un segundo banco y obtuvo la misma respuesta: “No”, por falta de crédito. 

Ya desconsolada, y a punto de darse por vencida, su madre la convenció de acudir a un tercero.  Sin mucha esperanza, lo hizo. Para su sorpresa, el tercer banco le otorgó el préstamo de $500 dólares que necesitaba, bajo la condición de pagarlo en seis meses.

Con determinación, ella liquidó la deuda en solo tres meses. Después solicitó un segundo préstamo de $2 000 dólares y lo pagó antes del plazo establecido. Al pedir un tercero se lo otorgaron sin duda alguna. El banco y ella establecieron una relación de confianza.

En ese momento, reflexionó sobre la posibilidad de, en algún momento futuro, brindar la misma ayuda que recibió a alguien más.

Nunca imaginó que en el 2010 le llegaría la oportunidad de retribuir lo que recibió al fundar la primera cooperativa hispana en el Estado de Ohio, llamada Nueva Esperanza, una institución financiera para los latinos. 

A pesar de sus más de 30 años de experiencia en grandes corporaciones bancarias como ejecutiva y vicepresidenta, aceptó el desafío. Expertos la alentaron a formar la institución que ayudaría a la comunidad hispana a establecer crédito financiero.

Sin conocimiento previo de que se trataba de una cooperativa, llevó a cabo una investigación en línea.  Lo primero que descubrió fue el lema “Gente ayudando gente”, cuando leyó esto, se convenció de que ese sería su nuevo rumbo.

Los inicios de Nueva Esperanza fueron modestos. Su oficina prácticamente era su automóvil. Armada con una impresora y un espíritu incansable tocó puertas, visitó escuelas, participó en eventos comunitarios, iglesias, fiestas y recorrió los barrios de Toledo, Ohio para promover su nueva cooperativa.

Su discurso era sencillo “Quieres ser uno de los primeros miembros de la cooperativa, solo necesitas tu identificación y cinco dólares”. Ese pronunciamiento resonó por cada rincón de Toledo para invitar a la gente a unirse.  

En el 2010, la cartera de clientes de Nueva Esperanza constaba de apenas seis personas. Hoy, en 2024, la cooperativa cuenta con más de 600 miembros registrados y ha otorgado más de 2 millones de dólares en préstamos. Ofrecen servicios de cuentas de ahorro, préstamos personales y de vehículos.

Atribuye su éxito al poder de la pasión para ayudar a los demás, una motivación arraigada en los valores familiares que siempre le enseñaron a ayudar a quienes más los necesitan.

“Yo vengo de una familia hispana donde somos muy cercanos donde siempre nos apoyamos, mis padres siempre nos decían que el propósito de nosotros es ayudar a la gente”, dijo a La Mega Nota Sue Cuevas con una devoción innata.

En el próximo artículo, en la edición de mayo, se explicará a detalle los servicios que esta institución financiera ofrece a la comunidad hispana.

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